«Los tests de biofeedback identifican los problemas en el sistema de propiocepción manifestándolos a través cambios en la calidad y amplitud del movimiento»
El control de la postura y el movimiento requiere información que procede de diferentes receptores corporales que envían lo que captan a los centros de control. Esto es lo que se conoce como cinestesia o propiocepción: conjunto de información necesaria para el control de la postura y el movimiento.
Los receptores son:
- Husos neuromusculares (se encuentran en el músculo).
- Órganos de Golgi (están en los tendones de los músculos).
- Receptores articulares (en los ligamentos y cápsulas de las articulaciones).
- Receptores cutáneos (en la piel).
- Vista y el oído (recibida en los centros vestibulares del tallo cerebral).
Dependiendo de la ubicación de los músculos, articulaciones y piel donde se recoge la información, y de la «intención», los centros de control mandan órdenes de corrección y ajuste de la postura y el movimiento.
La regulación de uno o varios de los receptores anteriores puede significar una mejora importante de la postura (lugar desde que parte cualquier movimiento, centro que no se pierde durante estos y donde se “regresa” para integrar lo aprendido con el movimiento; tiene como objetivo, no perder nunca la referencia, el centro), y el movimiento (duración, amplitud y dirección).
Por esto la importancia de las técnicas orientadas al trabajo de la propiocepción junto los tests de biofeedback, que identifican los problemas del sistema de propiocepción manifestados por cambios en la calidad y amplitud del movimiento, así como en el equilibrio del tono muscular y la estática en la postura.
David González Valderrey
Equipo de monitores de Antiterapia.
Deja una respuesta