La vida sucede gracias a los aprendizajes que realizamos, mecanizamos y repetimos.
Cada estímulo nos provoca una reacción que el cuerpo adapta y aprende para reaccionar la próxima vez que aparezca con el mínimo esfuerzo para poder atender a las miles de informaciones que recibe del exterior e interior. Esta repetición hace que siempre mostremos la misma respuesta en todos los planos, es por lo que los pacientes refieren que siempre observan los mismos síntomas, las mismas ansiedades o los dolores del alma cada vez que reaccionan con idéntica respuesta emocional imposible de cambiar aun cuando sabe que le está haciendo daño o no puede resolver la situación. “Nada cambia” dicen los maestros, mientras los terapeutas emocionales “te animan a hacerlo bien”. La realidad es que la persona no tiene otra posibilidad de acción o capacidad de hacer otra cosa que repetir los procesos que su cuerpo aprendió para realizarlos “rápidamente” por si el cuerpo necesita estar atento a alguna otra situación como hacemos todos los seres vivos (para evitar peligros que provienen del entorno o vivir una situación de conquista si es el momento). Saber que nada cambia convierte al Antiterapeuta en un observador de la situación que se le presenta, en este caso, del paciente para hacer una cosa que cualquier terapeuta no tiene por costumbre: “observar con humildad las posibilidades de procesar o de proceso de la persona que tiene delante”. Cualquier terapeuta soluciona con una receta o una frase de animo para ayudar a alguien que no va a poder procesar el producto que le están mandando, cambiar la vértebra que le da problemas por incapacidad de regulación de tejidos debido a una cicatriz o un foco o poder entender lo que le dicen ya que su experiencia fue la que le ha llevado a ese dinamismo. Un día de clínica en el que los profesionales han aprendido en su propio cuerpo lo que los pacientes experimentan en los suyos, sin palabras, ya que regular la capacidad de proceso es buscar las limitaciones que tiene el cuerpo y ayudar a que el cuerpo pueda procesar depende de saber que estímulos son los incorrectos para cambiar su dinamismo y su impronta aprendida, la información que guardan.
Jose Luis Godoy Muelas
Artículo publicado en https://kinesiologiaholistica.wordpress.com
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Toda la vida intentando cambiar cosas que no se cambian, ¿me pilla de sorpresa? no, en el fondo ya lo sabia, desde que me plantee cambiar.
Desde los 18, rebelandome contra mi propio ser, mis genialidades, mis pasiones, mi intensidad, mi rabia, mi forma de mostrar amor y las cosas que de nunca he tolerado y que son las que mas he tragado.
Jolines y si los demás deciden no cambiar ¿me tengo que seguir maltratando? ¡no hija, no!. Yo lo hago lo mejor que puedo y que se y en la forma en la que mis adicciones (las de siempre) me van ha permitir (como a los demás) los mismos que se echan flores y que no pueden cambiar porque ni siquiera saben que es, porque ni pueden hablar de ello, ni encuentran palabras. No me atreveré a ponerselas yo, que no cambio.
Resultado: Se que es la capacidad de proceso y la manera en la que proceso, con esa fusión de cosas que creemos que somos y que resulta que heredamos o no. Es lo único que me puede hacer incluir cosas nuevas en mi vida, las otras no las puedo ni tocar.
Orgullosa estoy de mi y de lo que hasta ahora he conseguido. mil besos para mi
Me lleve dos mensajes claros que siguen resonando en mi cabeza cada día:
No se puede cambiar
Tolerancia cero
Suenan muy determinantes pero las bases como los pilares tienen que tocar tierra.
El primero me hace reconocer que al igual que he tenido ciertos aprendizajes que me hacen ser quien soy. Gracias a la vida. Esa misma energía si estoy suficientemente atento me permitirá acercarme a otras experiencias si estoy suficientemente sereno y elijo que me acompañen aquellos que sepan llegar.
De nuevo gracias, me hace valorar cada vez mas aquellos que me acompañáis en mi vida.
La segunda me recuerda lo mismo que a Jesús. Alcanzado un plano o incorporado un nuevo aprendizaje hecho habito, si cedo el control de mi experiencia; volverán los patrones de comportamiento aprendidos de reacción aprendidos. Generalmente los disonantes que nos han hecho vivir con mayor intensidad.
Gracias Jesús, de tus actos es de donde mas he aprendido de humildad y perseverancia. Rasgos de un líder. Muy agradecido de haber podido ser fértil con las practicas del GTD.
Saludos
CAMINOS Y VEREDAS
EL séptimo seminario de clínica se presentaba interesante, y como siempre esas expectativas se cumplieron con creces. En primera hora de la mañana se mezcla el silencio con frases de potencia, resonó “no se puede cambiar” recorrió toda la sala causando en todos nosotros diferentes tipos de sensaciones que después pudimos expresarlas. Se dijeron palabras como: camino, dispersión, objetivos, capacidad de proceso, capacidad de procesar, flexible etc.. Después de dos horas de “toma de tierra” algunos de nosotros expresamos nuestros pareceres que antes pudimos escribir en la hoja de ruta. Una pausa de 20 minutos para engañar al estomago.
El ambiente se va caldeando pues cada uno de nosotros va recibiendo su dosis de realidad que cada uno la digiere según su capacidad de procesar. Algunos de nosotros no saben por donde le ha venido, pues cuando se recibe un estimulo así uno tiene la sensación de cabeza vacía, cuesta darse cuenta de que esos dinamismos en donde nos repetimos hasta saciedad y tenemos una tendencia a buscarlos desesperadamente son nuestras veredas que nos apartan del camino a seguir. En cada seminario me descubro de forma diferente, mi búsqueda llega un punto de no retorno donde cada vez me encuentro más cómodo, esta sensación me produce intranquilidad pues me cuesta reconocerme en ese estado. Mis veredas se hacen cada vez mas estrechas he incomodas pues es donde encuentro la capacidad de saturarme de ese alimento, emoción etc..
Llego el momento de que tres de nosotros se tumben en la camilla y se entreguen a otro tipo de alkimia aun más profunda, todos participamos escribiendo en nuestros cuadernos y opinando. Unos de los momentos para mí de máximo disfrute son estos ratos de camilla, donde se mezcla la magia de José Luís con la curiosidad de los aprendices.
Los últimos veinte minutos hablamos de lo que hemos sacado del seminario, cambiamos impresiones, y nos vamos para casa con nuestra correspondiente dosis de realidad. Como tengo todavía una hora hasta llegar a mí destino, me pongo a rebobinar lo que ha acontecido, pero esta vez la primavera a cambiado color de los campos, que son verdes, rojos, blancos, amarillos etc.. me impide darle al rebobinado. El camino a casa es ancho y ondulado hay veredas a los lados, nada, no las presto atención sigo mi camino. Gracias a todos por permitirme disfrutar de vuestra compañía.
David Saugar Díaz
Para mi han sido diferente, siempre vengo buscando algo, luego encuentro lo que no busco y me aporta mucho. A sido muy interesante la explicación de lo que hay que hacer antes de ir a una reunión: los objetivos, las posibilidades, como gestionar los recursos, las estrategias, etc.
Otra cosa que me ha liberado mucho es entender, que no puedo cambiar mi dinamismo, pero si ponerlo a trabajar a mi favor.
Gracias por permitirme crecer con vosotros.
Qué gusto da leer cuando entiendes cada una de las palabras, cada una de las frases en las que se expresa cada vivencia y cada experiencia. No necesariamente todos las vivimos con las mismas sensaciones, ni con la misma intensidad ni con las mismas emociones. Sin embargo, cuando escucho y cuando soy partícipe de todo lo que se comparte en cada seminario, con mis compañeros y mis maestros, tengo la sensación de que en mi camino, en mi recorrido, no cabalgo sola. Tal vez sea un alivio entenderlo así, pero me consuela escuchar, saber y comprobar que nada cambia. No me gustaba reconocerme en aquellas actitudes que no era capaz de elegir cuándo y cómo utilizarlas y, sin embargo, en un presente lleno de montañas con elevadas cimas, agradezco no poder deshacerme de esas actitudes que durante tantos años me han acompañado y que ahora soy consciente de que me permiten ser lo que soy y hacer lo que hago. Sin ellas, nada sería posible.
Elegir desde la templanza, desde la serenidad, desde la neutralidad, sabiendo que el centro es el equilibrio en toda acción y no olvidando que también eres la no templanza, la revolución, la impulsividad, la reacción; se convierte en un gusto por la vida que ahora conozco como PAZ y CALMA y que finalmente me llevan al simple DISFRUTE. Si hay revolución, reacción, impulsividad con aceptación, no hay juicio ni hacia ti, en primer lugar, ni hacia los otros, seguidamente. Todos estamos en el mismo barco.
Qué más da lo que haga cada uno, es el crecimiento, es el encuentro con uno mismo, es la práctica y el desarrollo de sus potenciales personales lo que cada ser pone en movimiento. Y la individualidad es lo que caracteriza a cada uno; nada puedes pretender que hagan otros como tú lo haces y no sirve marcarse un objetivo anteponiendo los intereses de otros a los tuyos propios. No es productivo si la compañía no es recíproca; no sirve llenarse de recursos y herramientas si no hay capacidad de una buena gestión.
La reflexión se convierte en una rutina, sea en el ámbito laboral, profesional, familiar, social o personal. Cada día y cada instante es necesario escucharse y leerse para dar lugar a una pregunta ¿qué hago con esta circunstancia y cuál debe ser mi actitud ante este ser o ante esta situación? Observa qué sucede antes, durante y después de la experiencia.
Yo siempre encuentro la misma respuesta: «haces todo lo que puedes de la mejor manera que sabes desde tu intuición, desde tu percepción, desde tu observación, desde tus conocimientos, desde tus experiencias; pues nada puede aconsejarse ni llevarse a la práctica si antes no lo has vivido, ni siquiera aquello que te cuenta o aconseja el mejor de tus amigos. Sólo es posible la entrega desde lo que tú conoces y posees: sea la humildad o la arrogancia, sea el optimismo o el pesimismo, sea la determinación o la indecisión, sea la flexibilidad o la rigidez…». Pero nada es rígido, salvo aquello que no se quiera ver o no se pueda cambiar; el resto, todo es flexible, todo cambio es posible, todo puede ser trabajado y modificado, todo puede ser vivido, aunque sea una primera o única vez y después, una vez vivido, puede ser transferido.
Todo lo que hacemos, es hecho de la mejor manera que sabemos hacerlo pero no olvidar que los demás también lo hacen así, es la clave para poder tener encuentros. Es un bonito trabajo reconocer nuestros errores, pues cuando uno hace las cosas conscientes, éstas, desaparecen.
Ya me gustaría elaborar un recetario que lanzara al viento para todos los que necesiten la ayuda de mantener lo que son y conocer otros modos de hacer desde su irremediable dinamismo innato o aprendido. No es posible, no tengo recetas ni herramientas establecidas para darlas a conocer pero sí tengo un consejo a modo de agradecimiento: ponte en manos de aquellos que sientas que son tus maestros, peléate con lo que te dicen, júzgales todo lo que necesites, enrabiiétate hasta agotarte. Escucha con atención lo que te dicen. Y hazlo por encima de tu sistema de creencias. Así es como he llegado al desierto en el que vivo y así es como persevero para continuar el camino, pues éste, no ha hecho más que empezar. Gracias Jose Luis.
Elysabeth García
El curso de clínica, es nuestro lugar de encuentro, de profesionales con distintos objetivos y tal vez similares proyectos: lenguaje, comunicación, entender el tipo de dinamismo que nos hace enfrentarnos a cada situación…
Siempre intentamos hacer bien las cosas para cambiar sucesos similares, pero un alguien nos dijo «Nada cambia, sólo podemos utilizar nuestro dinamismo en diferentes direcciones». Incluso a veces por amor a otros llegamos a ponernos malos.
Cada vez que asistía a un curso me generaba una angustia que no podía o quería pronunciar, salía del no sabía que sabía y pasaba a se que se; como no estaba cómoda en esa situación la apartaba para volver a mi mapa conocida, a mi zona de confort.
Ayer di un paso más y por fin me tiré a la piscina y lo puede pronunciar pero en negativo, me generó mucha angustia, pero me dijiste «ponlo en positivo» y la verdad aunque me genera angustia, cambió.
Ayer entendí ciertas cosas que llevas repitiéndome todo el año, y aunque todo está cogido con pinzas, está.
Me quedo con: «El camino está en la sencillez, la humildad, el silencio y la entrega.»
Quiero darte las gracias a ti, a los monitores y a mi familia por permitirme estar y nutrirme cada día de cada uno.
Me ha venido a la memoria la fábula de la tortuga y la liebre
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se jactaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
– ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! -decía la liebre burlándose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre.
-Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo.
– ¿A mí? -preguntó asombrada la liebre.
– Sí, a ti. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ufana, aceptó.
Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.
Confiada en su ligereza, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. Salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: la tortuga había ganado la carrera.
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
Con autoconocimiento, potenciando las propias capacidades, constancio y perseverancia, es posible. Antiterapia me ha ayudado a entender esto.
Gracias
Jesús Ortega Espada
LAS COSAS PEQUEÑAS Y CUIDAR LOS DETALLES
Antiterapia en la unión de los distintos cursos a los que he asistido me ha permitido detectar cuando encuentro falta de fuerza, desconocimiento, posición inferior o cualquier otra situación difícil, entonces intento actuar según permitan las circunstancias. Con paciencia al realizar pequeñas acciones, realizando pequeños pasos, todo va como debe ir y se producen pequeños avances sobre todo si esto lo aplico a cosas esenciales o sencillas. Inicialmente al no hacer cosas demasiado grandes no suceden grandes dificultades y de producirse algún error, al no ser este de gran magnitud es un error sin importancia y de pocas consecuencias.
En el curso que estudiamos la ley del Yin y el Yang comprobamos que todo cambia y después de un periodo viene otro distinto, todo cambiará. Cuando estoy en una situación nueva, que no controlo o no es cómoda utilizo el hacer cosas pequeñas y cuidar los detalles y en el caso de que haya que tomar una decisión relevante o inmediata intento que la reacción no sea exagerada intentando no reaccionar de forma descontrolada, hacer lo justo que se necesita, ni más ni menos.
Aceptar dónde estoy y no tratar de subir o cambiar de forma rápida o brusca si no poco a poco es lo que he aprendido en el curso de GTD, me ha mostrado como hacer de forma sencilla y ordenada. El monitor que impartió el seminario trasmitió de forma clara y sencilla este conocimiento. Gracias Iván, me acompañaste a ser minucioso en lo que hago, desarrollando al máximo mi capacidad de cada momento para dirigirme a la consecución de mis objetivos, cada objetivo se concentra en pequeñas cosas, en pequeños objetivos más alcanzables por lo que conseguir un gran objetivo es posible si se han conseguido antes muchos pequeños objetivos.
“Cuando se construye un edificio hay que saber que debe tener buenos cimientos”
En el curso en Clínica Jose Luis nos dice: hacer pequeñas cosas importantes “atención a las pequeñas cosas y no descuidar ningún detalle, tener en cuenta y considerar las historia de la persona”, puede ser que algo que parecía insignificante determine el resultado o la consecución del objetivo
En un curso escuche: obsérvalo todo, no seas rebelde y sin perder ser cortés, céntrate en tus deberes y responsabilidades.
Pequeños objetivos y más adelante uno mayor aplicando las técnicas aprendidas en Antiterapia es éxito seguro en salud, relaciones y en la vida.
El desarrollo personal es un gran objetivo alcanzable con trabajo y dignidad, dentro de un orden, con higiene y jerarquía en la acción, perseverando siempre. Me aconsejaron dedicarme a la rutina diaria, ocuparme de cosas normales, nada es indigno de hacer, cuidar los detalles siempre, reconocer mis limitaciones, no trabajar más de lo que pudiera, aunque he de reconocer que esto último no siempre lo he cumplido y que intentase mantener los pies en el suelo y disfrutar de las cosas normales.También he intentado comerme mi orgullo y mi gran ambición.
Agradezco las enseñanzas y la compañía, gracias a Jose Luis, a mis compañeros, a mi familia y a mis amigos.
Jesús Ortega Espada
¿Y AHORA QUÉ?
Ahora que estamos cerca del fin del curso en clínica de de este año formativo, así como del resto de los cursos me planteo una cuestión:
¿Y ahora qué?
Esta pregunta me surge cuando he llegado a un objetivo, cuando me veo maduro en algo, cuando ya está hecho o cuando quiero mantener un equilibrio, “el éxito esiste”. Entonces me pregunto ¿y ahora qué?
Mi maestro me dice mantente constante en lo comenzado, en lo alcanzado, en ti, en los tuyos, con cautela y cuidado ¡nada es para siempre!, ! Si algo puede ir mal, irá mal!, !todo puede cambiar!
Parece que ha habido un cambio, el cambio lo confirmo en mi familia, en mi entorno y en mí, parece que todo está en orden, intento ver cosas sencillas, los detalles y estar en la actitud que me corresponde. Mantener el orden que he aprendido y que ahora siento que también es mío. Pero, al igual que se avanza, se retrocede es una ley natural; es decir igual que hay orden también hay desorden, las dos posibilidades. La diferencia es si esto sucede de forma brusca o no, si es brusco tiene consecuencias negativas y me recuerda lo que pasaba antes. Cuando todo va bien tiendo a relajarme, a ser indiferente y dejar que suceda lo que tenga que suceder ¡como todo va bien!, y de esta forma aparecen la confusión, el desorden y la incertidumbre.
Al haber aprendido esto y no esperar a que aparezca el desorden puedo prevenirlo y hacer que no aparezca o que los resultados sean más suaves mediante la perseverancia y con cuidado al prevenirlo antes de que suceda. Teniendo también presente que puede, como antes, que no este atento, que me ciegue el exceso de entusiasmo, el mío o de otros, y suceda el desorden y la desidia; es por lo que tengo que mantenerme en guardia contra los pensamientos, actitudes o actos incorrectos.
Cuando creo que todo va bien intento seguir como si nada hubiera cambiado, mantener lo aprendido en Antiterapia, las cosas más básicas sin que me impresione el cambio, tanto si mejoran o empeoran las cosas, ya que tanto avanzar cono retroceder es ley natural. He aprendido que la perseverancia, la constancia en las cosas sencillas que me han funcionado es lo que me aporta un estado de estar bien y me ayudan a alcanzar mis objetivos. El no realizar grandes cambios ni forzar situaciones me enseña que los pequeños cambios son no solo suficientes si no deseables y si en algo no hay nada que hacer, enfocar el esfuerzo en algo nuevo, estudiar, aprender y vivir. Para mi Antiterapia es ese lugar seguro dónde siempre puedo estar, volver y recurrir.
Como me ha dicho mi maestro la vida es inspiración-espiración, sístole-diástole, ejercicio-descanso, día-noche, caminar-descansar, bajar-subir, vida-muerte, yin-yang, etc
Vendrán nuevos tiempos y entonces me vienen a la memoria las fases del conocimiento; de nuevo aprendiz, gracias, ahora se que con minuciosidad y preparación se consiguen objetivos.
En Antiterapia mi maestro me dijo ¡nada cambia!, ¡no vas a cambiar!. Te doy las gracias por enseñarme que las leyes naturales suceden siempre y de esta forma también soy el de antes.
Una frase que me dijo y me marcó fue “hoy has conseguido el máximo que podías”.
Gracias por tus atenciones y enseñarme a estar atento. Esta es mi responsabilidad, vivir es una tarea que no termina, si estás vivo. Al pensar en los problemas y peligros a los que nos hemos enfrentado juntos y sentir que estamos exactamente en el lugar correcto. Te digo y me digo “CONTINÚA”.
Gracias,
Jesús Ortega Espada